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Polonia rompe el nuevo acuerdo de vacunas entre la Unión Europea y Pfizer
Por decirlo con la mayor suavidad, si las vacunas fueron una chapuza, los contratos que se firmaron para suministrarlas no le fueron a la zaga. No conocemos los pormenores de los que se firmaron en Bruselas porque lo ocultan; sólo lo suficiente como para asegurar que hay gato encerrado.
La Comisión Europea ha llegado a dos acuerdos con Pfizer. El segundo, firmado el 26 de mayo, es consecuencia de que, afortunadamente, la población se dio cuenta de la tomadura de pelo y no se metió en vena las sucesivas dosis que le recomendaron los organismos sanitarios.
En consecuencia, sobran millones de vacunas, había que devolverlas y renegociar los precios. Polonia aceptó el primer contrato, pero no el segundo y el gobierno, secundado por los medios locales, lo ha criticado duramente, lo que siempre viene bien para enterarse un poco más del chanchullo sanitario.
En Polonia hablan de “escándalo”, como si hasta este momento todo fuera normal. El ministro de Sanidad, Adam Niedzielski, se declara “insatisfecho” de la segunda ronda de negociaciones porque Pfizer quiere cobrar millones de dosis que no va a suministrar. “El coste financiero es inmenso”, denuncia el ministro (*).
La retirada de Polonia del acuerdo no debería sorprender a nadie, ya que desde el mes pasado el gobierno venía amenazando con abandonar las negociaciones. Niedzielski envió una carta a la multinacional para que no cobrara unas vacunas que la Unión Europea no va a recibir:
“A pesar de la situación estable de la epidemia en los países de la Unión Europea, Pfizer sigue planeando enviar millones de dosis de vacunas a Europa. Esto es simplemente absurdo desde el punto de vista sanitario, dado que muchas de estas dosis serán destruidas debido a su muy limitada vida útil y demanda”, decía el ministro polaco.
El gobierno polaco no quiere que la Unión Europea pague por las dosis que no ha comprado. Por su parte, Pfizer no se opone a reducir el número de dosis enviadas, pero exige que le paguen la mitad del precio de las que no va a enviar.
Los lobos se pelean por la carroña y, hasta que llegue la nueva pandemia que ha prometido la OMS, cada vez hay menos a repartir.