Noticias alternativas: una salvación vital.
A propósito de la Cumbre Internacional Covid 2023
A propósito de la nota publicada por Agustina Sucri el domingo 07/5, bajo el título “Histórico: la verdad sobre el covid se abre paso ahora en el Parlamento Europeo”, pretendo aprovechar los conceptos vertidos a modo de epílogo de la Cumbre Internacional Covid (ICS) por el doctor Robert Malone y -de ese modo- reafirmar lo que tanto el doctor Roberto Hirsch como yo habíamos anticipado años atrás.
Cabe aclarar que cuento con toda la documentación respaldatoria de lo que mencionaré en adelante.
En el racconto final hecho por Malone (con quien compartí la primera reunión del ICS, hace dos años, en el Parlamento Italiano, donde agradeció -según sus propias palabras- “…la preclaridad y valentía de la presentación…”), se llevó el siguiente orden:
El Dr. David Martin (Estados Unidos) documentó in extenso cómo la humanidad ha sido manipulada y que debe impedirse que la Big Pharma sea inmune a juicios por los daños ocasionados. Esas han sido mis exactas palabras, desde fines de 2021, en todas mis presentaciones, donde siempre añadí que “…ya no es el tiempo de los Médicos, sino de los Abogados…” (sic).
El Dr. Nick Hudson (Sudáfrica) detalló cómo los Big Media actuaron al servicio (en complicidad delictiva) con la Big Pharma para instalar el terror, acallar las voces disonantes y mentir sobre las presuntas bondades de las inmunizaciones. Esto -tanto mi amigo y mentor Hirsch como yo- lo hemos vivido en carne propia, desde inicios de 2020.
El Dr. Ciro Isidoro (Italia) mencionó que las enfermedades por coronavirus no son una novedad, y que el impedimento de realizar autopsias confabuló -intencionalmente- para que el curso de dicha enfermedad se desmadrase. En ese sentido, tanto Hirsch como yo basamos nuestros esquemas terapéuticos en las escasas autopsias efectuadas inicialmente en Italia, donde se había demostrado que la afección mataba por hiperinflamación y por hipercoagulabilidad, lo que nos llevó a incluir los corticoides y la heparina en nuestros esquemas, aún cuando ambos estaban -hasta ese momento- “formalmente contraindicados” por la OMS.
Más adelante, el Dr. Isidoro dijo que no se puede dejar a un paciente librado a su suerte, sólo con paracetamol, y ver cómo evoluciona. En esa misma línea, desde 2020 he insistido que tal conducta (la anulación del uso precoz de tratamientos, reemplazada por una observación pasiva), era un claro ejemplo de abandono de paciente, el cual debía ser sancionado como tal.
Este aserto me hizo acreedor de amenazas de sanción ética por parte de varios colegios médicos (que no fueron otra cosa que bravatas, en un estéril intento por acallarme).
Finalmente, el Dr. Isidoro dijo que la proteína spike se ha comportado como una toxina. Tanto R. Hirsch como yo hemos insistido hasta el cansancio en ese concepto; es más, los fragmentos de spike usados en las inoculaciones han actuado como un prión, dando lugar no sólo a cuadros similares a los desencadenados por la proteína in toto, sino a eventos degenerativos del sistema nervioso, con aparición documentada de Alzheimer y otras formas de demencia -hasta en población pediátrica- al mejor estilo de las encefalitis espongiformes.
El Dr. Giovanni Meledandri (Italia) habló sobre la evolución del SARS COV2. A principios de 2020, expliqué que la posibilidad del “origen proximal del SARS COV2” – tal como lo denominara el Director del NIH Antony Fauci, era no sólo pueril, sino también insultante para cualquier pensamiento científico. La coexistencia en Wuhan del mayor Laboratorio Virológico chino (dedicado, casualmente, a la manipulación genética de los coronavirus), con algunos mercadillos húmedos era una realidad; pero atribuir la aparición -en el segundo de ellos- de un nuevo coronavirus, a través de un doble salto de especie (murciélago-pangolín-hombre) era una ridiculez que sólo mentes obtusas (o corruptas) podían apoyar. Así lo vengo expresando públicamente desde hace tres años.
El Dr. Andrea Stramezzi (Italia) enfatizó cómo ciertas regiones de Italia desoyeron a la OMS, y aplicaron -con éxito- tratamientos precoces. Stramezzi, con quien me une una amistad, usó los esquemas terapéuticos creados por R. Hirsch y por mí, haciendo preparar los mismos a través de formulaciones magistrales, por carecer de productos previamente manufacturados en la península itálica. Muchas personas (tanto en el viejo Continente como en América) salvaron sus vidas gracias a ello.
El Dr. Luis Fouche (Francia) se explayó sobre los perjuicios de las cuarentenas y del uso de mascarillas (barbijos). En igual sentido, ya desde 2020 he dicho que “… tratar de detener un virus con un barbijo es como pretender evitar un baldazo de agua con una raqueta de tenis…” (sic); por el contrario, el uso permanente del barbijo produce una resistencia al ingreso de aire del 20 %, causando una hipo-oxigenación de igual tenor, lo que es particularmente deletéreo en ambos extremos de la vida (infancia y vejez).
También Hirsch ha insistido permanentemente sobre la acción contraproducente de las cuarentenas, que sólo logran aumentar el riesgo de contagio, además de los múltiples daños (físicos y psíquicos) que causan.
El Profesor Dr. Phillipe Brouqui (Francia), en representación del Prof. Didier Raoult, se refirió al uso exitoso de la hidroxicloroquina. También Hirsch y yo lo hemos hecho tempranamente, aclarando que la supuesta cardio-toxicidad que se le atribuyó a ese fármaco antimalárico era producto de una sobredosis intencional, por lo que los estudios al respecto fueron rápidamente retirados de la publicación.
El Dr. Pierre Kory (EEUU), se extendió sobre el uso eficaz de ivermectina, tanto en la profilaxis como en el tratamiento. También con P. Kory me une una amistad; aún recuerdo cuando él se presentó ante el Senado de los Estados Unidos -en 2020- y dijo: “…mi colega y científico Héctor Carvallo, de Argentina, ha demostrado que si se usa correctamente la ivermectina en forma profiláctica, no se produce el contagio…” (sic). Dicho aserto me exime de más explicación
El Dr. Harvey Risch (también estadounidense) detalló la manipulación intencional -y criminal- de la data referida a la eficacia de las vacunas. Ya a comienzos de 2021 (incluso en notas realizadas por Sucri), expliqué que la obtención de nuevas vacunas es un proceso largo, que no puede abreviarse a menos que se salteen (o falseen) pasos, lo cual es algo inadmisible.
El Dr. Byron Bridle (Canadá), se refirió a cómo las asociaciones médicas, los gobiernos y la industria de las comunicaciones (las masivas y las supuestamente independientes) confabularon para atacar, denostar, amedrentar y castigar a las voces disonantes con respecto a la narrativa en curso.
Desde nuestros primeros ensayos clínicos, inscriptos en la Biblioteca Nacional de Medicina de los EEUU, tanto Hirsch como yo hemos padecido dichos embates. Desde agrupaciones de Infectología, pasando por autoridades sanitarias, y hasta médicos devenidos en periodistas, todos tuvieron una repudiable actitud para con las investigaciones realizadas con éxito.
Dicha actitud sólo es explicable por cobardía, ignorancia, corrupción (o distintas combinaciones entre ellas).
Nos consta -a través de los Agentes de Prensa Médica (comúnmente conocidos como “visitadores”)- que casi todos los grupos arriba mencionados usaron nuestros esquemas de profilaxis y tratamiento, pero sólo para ellos y sus entornos, impidiendo que fuesen usados por el público en general, lo cual es tan censurable que no debe olvidarse ni perdonarse.
Los Dres. Guiseppe Tritto (Italia), Natalia Prego (España), Giovanni Frajese (Italia), Emmanuelle Darles (Francia), Alejandro Diaz Villalobos (Mexico), Kirk Milhoan (EEUU), y Rosanna Chifari (Italia) denunciaron los daños causados en la población pediátrica y mujeres gestantes, tanto por el confinamiento como por las inoculaciones. Ya a mediados de 2020, Hirsch y yo publicamos trabajos sobre la inconveniencia de la reclusión, y cómo reemplazar las restricciones por medios farmacológicos eficaces e inocuos (no sólo para los niños, sino también para las mujeres en fase de gestación y de lactancia).
La Dra. Arne Berkhartd (Alemania) y el Dr. Ryan Cole (EEUU), se refirieron a la correlación entre las inoculaciones repetidas con productos basados en ARNm, y la aparición de extrañas y agresivas formas de cáncer. Eso ya había sido presentado por mí y por mi buen amigo Ryan en Barcelona, hace más de un año.
Todo lo anterior no pretende ser auto-referencial ni falsamente laudatorio (a esta altura de las circunstancias, ya descreo tanto de las críticas como de las loas), sino que apunta a un detalle final: gran parte de la convocatoria y organización de ese evento europeo, la ICS 2023, fueron hechos por quien suscribe…
Tanto mi participación como la de Hirsch eran consideradas “esenciales” (sic), pero no pudieron llevarse a cabo por falta de recursos monetarios para cubrir los gastos de viajes, hospedaje, etcétera.
En definitiva, lo que pudo ser un motivo de orgullo para la ciencia argentina quedó sepultado por la actitud inescrupulosa de organismos oficiales, asociaciones, medios de comunicación y profesionales, que no estuvieron -ni moral ni científicamente- a la altura de las circunstancias. Lo que más nos duele no son los 30 minutos de exposición internacional que pudimos haber tenido en esta reciente cumbre, sino los millones de vidas que podrían haberse salvado si hubiésemos sido escuchados años atrás.
Héctor Eduardo Carvallo
M.N. 61.217
FUENTE https://www.laprensa.com.ar/529863-A-proposito-de-la-Cumbre-Internacional-Covid-2023.note.aspx