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La OMS quiere que la manipulación de la opinión pública sea obligatoria para los gobiernos
El órgano rector de la OMS ha aprobado un proyecto de resolución sobre el uso de las ciencias del comportamiento en la política sanitaria. Un panfleto publicado por la Fundación Rockefeller deja claro de qué se trata en realidad: manipulación extensiva de la opinión pública en interés de una autoridad mundial que se cree en posesión de la verdad científica.
El Consejo Ejecutivo de la Organización Mundial de la Salud (OMS), en una reunión que concluyó el 7 de febrero, ha adoptado una recomendación dirigida a la Asamblea Mundial de la Salud, que se reunirá a finales de mayo, para que apruebe una resolución con el título “Ciencias del comportamiento para mejorar la salud” La base es un proyecto de resolución presentado por EE.UU. junto con otros once países, la mayoría asiáticos.
El texto de la propuesta de resolución dice (en extractos):
“La 76ª Asamblea Mundial de la Salud,
- Reconociendo que (…) las intervenciones para cambiar el comportamiento, ya sea de los individuos con respecto a su propia salud o de los empleados de los servicios sanitarios y los profesionales de la salud, requieren un enfoque global e interdisciplinario que incluya, pero no se limite, a la antropología, las comunicaciones, la economía, la neurociencia, la psicología y la sociología;
- Preocupados por el impacto en los comportamientos de la desinformación y la desinformación relacionadas con la salud, incluso durante la pandemia de COVID-19;
INSTA a los estados miembros (…)
- a desarrollar y asignar recursos humanos y financieros sostenibles para crear o reforzar la capacidad técnica para el uso de las ciencias del comportamiento en la salud pública;
- a que establezcan funciones o unidades de ciencias del comportamiento para generar, compartir y traducir pruebas, con el fin de informar una estrategia nacional, según proceda;
PIDE al Director General que
- que integre los enfoques de las ciencias del comportamiento en la labor de la Organización y abogue por las consideraciones estructurales necesarias, incluidos, según proceda, equipos, unidades o funciones de ciencias del comportamiento y por la asignación de financiación y recursos humanos suficientes
- apoyar a los Estados miembros que lo soliciten en el desarrollo o fortalecimiento de funciones o unidades de ciencias del comportamiento;
- evaluar, dentro de los recursos existentes y previa solicitud del Estado o Estados miembros interesados, las iniciativas en materia de ciencias del comportamiento, como políticas, intervenciones, programas e investigación, y compartir los resultados de dichas evaluaciones;
- proporcionar asistencia técnica relacionada con las ciencias del comportamiento, orientación normativa, creación de capacidades e intercambio de conocimientos a los Estados miembros que lo soliciten, incluso a través de la Academia de la OMS;
- recopilar y difundir datos sobre la mejora de los resultados derivados de la aplicación de las ciencias del comportamiento a la salud pública
- elaborar orientaciones, incluso mediante la aplicación de las ciencias del comportamiento, que aborden las prioridades de salud pública, incluida la reticencia a las vacunas, así como la desinformación y la información errónea que entran en conflicto con la la salud pública basada en evidencias”
- De facto, estos enfoques de la ciencia del comportamiento y quienes los emplean provendrán en su inmensa mayoría de las mejores universidades estadounidenses y están financiados por importantes fundaciones afiliadas a empresas, como la Fundación Gates, la Fundación Rockefeller y el Wellcome Trust.
En general, la resolución puede parecer bienintencionada e inofensiva para los destinatarios normales. Sin embargo, cualquiera que haya observado más de cerca a la OMS pensará en anuncios como “Somos los dueños de la ciencia” o el objetivo recientemente publicado de “vacunar” nada menos que al 100% de las personas mayores de 60 años y a los trabajadores sanitarios contra Covid, la demonización de los escépticos de la vacuna Covid en un vídeo de la OMS, o la vigilancia al estilo NSA de los medios sociales mundiales por parte de la OMS, y por tanto leerá con un poco más de recelo.
La experiencia sugiere que las directrices de la OMS y la evaluación pública de la acción gubernamental, que ambas se publicarían sólo “previa solicitud”, no serán tan voluntarias y no vinculantes como se supone que parecen, especialmente para los países más pobres que dependen de las donaciones de fundaciones, organizaciones internacionales y gobiernos más ricos.
También llama la atención que la OMS sólo deba informar sobre los resultados “mejorados” mediante la aplicación de la ciencia del comportamiento, y no sobre las posibles consecuencias negativas. Los autores de la resolución quieren crear la impresión de que tales consecuencias negativas o problemas éticos no pueden existir, si la ciencia del comportamiento se utiliza para influir o manipular a las personas a favor de comportamientos deseados por una agencia o gobierno.
Elogios de la Fundación Rockefeller
Y ahí es donde entra en juego la Fundación Rockefeller, que afortunadamente ha dejado más claro de qué va todo esto. En un tuit han dado las gracias al Consejo de Administración de la OMS por adoptar la resolución, al tiempo que presentaban el programa Mercury que están financiando junto con la Fundación Gates.